viernes, 9 de septiembre de 2011

1.- MAHOMA (*)

Mahoma
El Profeta del Islam, Mahoma, nació “el lunes 9 del mes de Rabi-Awal” (20 de Abril del año 571 d.C.).
Pertenecía a una familia de ascendencia aristocrática pero de condición humilde. Su padre, Abdalláh y su madre Amina fallecieron siendo él muy joven. Se desconoce la mayor parte de su niñez y juventud.
Su abuelo Abdal Muttalib y, al fallecer éste, su tío Abutalib se hicieron cargo de él y le educaron junto a su primo Alí, introduciéndole en el negocio de las caravanas comerciales desde Arabia a Siria. En esos viajes, Mahoma tuvo la oportunidad de entablar contacto con monjes y eremitas pertenecientes a sectas cristianas, que le transmitieron sus doctrinas.
A los veinticinco años, en pleno negocio caravanero, se casó con una viuda rica, Jadicha, cuarentona, con la que tuvo varios hijos, de los que únicamente sobrevivió Fátima, que casó con el primo Alí.
A los treinta años, Mahoma experimentó una crisis espiritual en la que recibió el Corán. El pensamiento del más allá motivó su conversión.
Mahoma creyó que tenía una misión inspirada por Dios y empezó a predicar en La Meca.
“Acuérdate del nombre de tu Señor y sepárate de todos los demás, para entregarte a Él por completo” (Corán 73,8) “Él es el Señor del Oriente y del Occidente; no hay más Dios que Él; tómale, pues, oh Mahoma, por tu patrono” (Corán 73, 9)
Esta afirmación monoteísta y su creencia en la resurrección, que aparecen en el judaísmo y en el cristianismo, significaron una ruptura con su pasado preislámico y se erigieron en puntos clave de la nueva religión, que empezó a predicar en La Meca, chocando con la indiferencia de sus conciudadanos y la abierta oposición de los ricos, a quienes molestaba su mensaje de justicia social.
El número de seguidores quedó reducido a sus familiares y amigos, dos de éstos, Abú Berk y Omar entre ellos, le sucederían a su muerte como cabezas del Islam.

La Hégira
Algunos árabes de Yatrib (Medina) invitaron a Mahoma a ir a su ciudad, como árbitro de sus controversias políticas. El viernes 16 de julio del año 622 d.C., a los cincuenta años, marchó de La Meca a Yatrib, lo que se conoce con el nombre de la Hégira o Emigración.
Yatrib será, desde ese instante la “ciudad del profeta” (Madinat al-Nabi) o Medina, y se convertirá en su centro de operaciones. En Medina, Mahoma reunió a un grupo de creyentes para celebrar la oración comunitaria.
Logrados los primeros prosélitos medinenses, el poder religioso se transformó en poder político y Mahoma estaba dispuesto a utilizar la fuerza para hacer progresar su doctrina..
La situación dominante de Medina en la ruta de las caravanas que se dirigían a La Meca enfrentó a las dos ciudades.. Entabló lazos con La Meca, en espera de poder conquistarla. Incluso se casó con Umm Habiba, hija de un notable mequinés, quien le facilitaría más tarde la entrada en la ciudad. 
Declaró la “guerra santa” a los habitantes de La Meca y, después de varias batallas, ganadas unas y perdidas otras, obtuvo la victoria final y con ella el aumento de prestigio.
Se apoderó de La Meca, destruyó los ídolos, implantó la nueva fe y perdonó a sus enemigos, lo que le hizo muy popular entre los árabes.
Mahoma empezó a exigir la sumisión al Islam (la palabra islam significa sumisión) y a tener actitudes de dureza y hasta de crueldad con las tribus rebeldes o traidoras. El Islam ya es no sólo una religión sino un poder político y una nación en germen. Esto va a ser definitivo para el futuro del Islam.
Ya sin Jadicha, Mahoma cambia su actitud personal y comienza a tener esposas y concubinas en número creciente.
Arbitró entre las distintas tribus rivales, dio unidad al pueblo árabe y declaró el vínculo de la fe islámica superior al de la sangre. Con esto el Islam ha dado los primeros pasos para convertirse en una teocracia capaz de humillar a los infieles.
Dos años después de su retorno a La Meca, el 8 de junio del 632, falleció en Medina, sin haber cumplido su sueño de conquistar para el Islam los imperios bizantino y persa y dejando el problema de la sucesión para la jefatura política y para la autoridad suprema para interpretar el Corán
A su muerte, sólo la región del Hedjaz podía considerarse islamizada, revivió el espíritu tribal y los beduinos se separaron. La sucesión fue reñida y, finalmente, recayó en Abú Berk, suegro de Mahoma. 
El título de Abú Berk sería el de Jalifat Rasul Allah (sucesor del Mensajero de Dios), de donde proviene nuestro “califa”.

Nota: Los capítulos 1 al 18 están traducidos  de  islamdocuments. org y llevan un (*) en el título. Los coloreados son míos.

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